La historia de Colombia está, en muchos aspectos, tejida a lo largo de la imponente Cordillera de los Andes. Esta seguidilla de montañas, que atraviesa el país de sur a norte con sus tres grandes ramificaciones, marcó no solo la geografía de este país de caminos difíciles, sino también su identidad cultural, económica y social. Es la espina dorsal que dio origen a esta nación mestiza, de esencia campesina y profundamente diversa.
Desde los tiempos precolombinos hasta la colonia, las montañas andinas fueron el epicentro de la vida de diversas comunidades que trazaron sus caminos y redes comerciales entre sus valles y picos. Aquí nacieron los primeros pueblos y desde aquí se trazaron las rutas que hoy nos conectan, desde Nariño hasta la Sierra Nevada de Santa Marta.
La Ruta de los Pueblos de los Andes es un viaje por la memoria de aquellos que, en tiempos pasados, construyeron este país en medio de sus contradicciones y su diversidad. Desde Ipiales, en Nariño, con su imponente Catedral de Las Lajas, pasando por Icononzo, Honda y Monguí, en Tolima, Cundinamarca y Boyacá, hasta llegar a Girón, en Santander, este corredor comprende siete departamentos y más de 15 municipios que juntos componen un complejo, pero rico rompecabezas de la historia colombiana.
Muchos de los pueblos de la ruta andina se destacan como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Villa de Leyva, por ejemplo, con su arquitectura y calles empedradas, es un símbolo de la historia colonial. El Socorro, en Santander, es un referente de la independencia de Colombia, donde los relatos de los héroes nacionales cobran vida. Y Zipaquirá alberga una de las maravillas arquitectónicas contemporáneas más turísticas del país: la Catedral de Sal.
A lo largo de la ruta, se encuentran pequeños pueblos campesinos que merecen una parada para visitar sus plazas, conocer sus artesanías, disfrutar de la gastronomía local y, por supuesto, no olvidar el postre, lo que coloquialmente llamamos “puebliar” al mejor estilo colombiano.
Estas vacaciones, adéntrate en las montañas andinas y descubre el ADN de la colombianidad en cada uno de sus destinos.
Disfruta de la gastronomía local
Desde la conocida arepa boyacense, que mezcla de forma perfecta lo salado y lo dulce, un aperitivo que nunca falla a cualquier hora del día. Pasando por el tamal tolimense o huilense, un infaltable de la comida típica colombiana. Y, como no podía faltar, el icónico bocadillo veleño, el dulce típico de las familias de este país cafetero, el complemento perfecto después de cualquier comida.
El arte y la tradición en el corazón de la cordillera: De punta a punta, en la Ruta de los Pueblos de los Andes, puedes encontrar una rica variedad de técnicas y artesanías. Desde Nariño, donde se elaboran las vasijas de cerámica vidriada, hasta la tradición de la piedra tallada en Barichara. Estas son solo algunas de las muestras de la variopinta artesanía que reúne este corredor turístico, lleno de historias y saberes que se han transmitido de generación en generación.
Algunos de los planes imperdibles en el corredor andino
Ipiales: Conoce el impresionante Santuario de Las Lajas, una iglesia gótica construida sobre un puente natural que cruza el río Guáitara, considerada una de las maravillas arquitectónicas del país. Además, el paisaje montañoso que rodea la ciudad y sus cercanos parques naturales, como el Santuario de Fauna y Flora de la Laguna de la Cocha, ofrecen un entorno perfecto para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo.
Honda: Esta ciudad tiene un legado histórico impresionante, especialmente en la arquitectura colonial que se conserva en su centro histórico. El Puente Navarro, de gran importancia en la época colonial, conecta la ciudad con el río Magdalena y fue punto de conexión con el resto de la Nueva Granada. No olvides pasar por su renovada plaza de mercado, que conserva lo más hermoso de su arquitectura y donde encontrarás lo mejor de la gastronomía local.
Villa de Leyva: Un destino obligado es caminar por su plaza mayor, una de las más grandes de Colombia, rodeada de calles empedradas y arquitectura colonial. Además, este pequeño pueblo patrimonio también esconde tesoros turísticos poco conocidos, como el Museo del Fósil y el Museo Paleontológico, donde se pueden encontrar reliquias de la prehistoria del mundo. También es famoso por su Festival de Cine, que se celebra cada noviembre, y por su oferta gastronómica local e internacional, con restaurantes para todos los gustos. No olvides visitar sus viñedos, donde podrás disfrutar de una experiencia única y conocer las variedades de vino que solo se pueden producir en esta región.
Zipaquirá: Es famosa por su Catedral de Sal, una increíble iglesia subterránea ubicada en una mina, que es uno de los atractivos turísticos más singulares de Colombia. Además, el Cerro de los Zipa, con sus vistas panorámicas de la ciudad y los alrededores, y el Parque de la 20 de Julio, que celebra la independencia de la ciudad, son puntos clave que muestran la historia de este pueblo, fundamental tanto en la época precolombina como en la colonia española.
Barichara: Considerado uno de los pueblos más bonitos de Colombia, es un lugar de ensueño para los amantes de la arquitectura colonial y el ecoturismo. Sus calles empedradas y casas blancas, adornadas con tejas de barro, crean una atmósfera mágica, ideal para paseos tranquilos. A pocos kilómetros se encuentra el Cañón del Chicamocha, un imponente accidente geográfico donde puedes disfrutar de actividades de aventura, como el senderismo y el parapente.
Estas vacaciones, no te pierdas la magia de puebliar y redescubrir la historia de Colombia, recorriendo los municipios que están en su espina dorsal. Esta Navidad, ¡que tu regalo sea viajar por Colombia, el país de la belleza!
La Ruta de los Pueblos de los Andes hace parte de las cinco rutas especiales que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, junto con Fontur, está promoviendo durante estas vacaciones de fin de año. Estas rutas buscan ofrecer a los viajeros experiencias inolvidables que destacan la riqueza cultural, natural y gastronómica de nuestro país. ¡Conócelas!